Los pequeños afectados por esta problemática presentan dificultades en las labores escolares y conflictos al interior de la familia.
La anorexia infantil es un motivo muy frecuente de consulta al pediatra, fuente de graves conflictos familiares y causa de hondas preocupaciones.
“Para muchos padres, el término anorexia les parecerá de extrema gravedad, probablemente por asociación con la anorexia nerviosa del adolescente, un cuadro clínico radicalmente distinto que aparece en otro momento de la vida (cercano a la pubertad) y con importantes implicaciones psiquiátricas y somáticas. En realidad anorexia, es la palabra con la que se designa técnicamente la falta de apetito”, explicó el nutricionista Gonzalo Ramírez Salas.
En la infancia la inapetencia puede responder a enfermedades orgánicas, ya sean agudas, o crónicas; pero también puede haber anorexias de causa psicógena, con formas simples y transitorias como las que aparecen tras el destete, el nacimiento de un nuevo hermanito, la entrada en la guardería o la interrupción del contacto con la madre, y formas más complejas como la denominada anorexia esencial de la infancia que puede llegar a afectar a uno de cada 3 niños menores de 8 años.
“Se puede decir que un niño sufre este tipo de anorexia esencial cuando existe dificultad persistente para comer adecuadamente (esto es, con incapacidad significativa para aumentar de peso), se considera que el trastorno es persistente cuando se encuentra sistemáticamente todos los días durante al menos, un mes y siempre que no exista una enfermedad orgánica, un trastorno mental importante o una falta de disponibilidad de alimento que lo justifiquen”, aseguró el especialista.
El problema suele aparecer antes de los 6 años, aunque puede prolongarse durante más tiempo, cuando se analiza las causas del estancamiento de peso vinculadas a falta de apetito, se concreta que sólo el 20 al 35 % de los niños que no consiguen ganar peso tienen un problema orgánico tangible y más del 50 por ciento tienen dificultades en el entorno familiar, social o psicológico. El resto, son casos en los que no se llega a averiguar la causa nunca, aunque habitualmente mejoran de una forma espontánea e impredecible tras un período más o menos prolongado de tiempo.
¿Por qué no comen los niños?
“Puede ocurrir por motivos para cada pequeño. Junto con los condicionantes psicológicos (celos del hermanito...) Y las enfermedades orgánicas se pueden identificar otros factores que influyen sobremanera en la conducta alimentaria de muchos inapetentes, como por ejemplo la personalidad. Así podemos observar cómo los niños más inteligentes o aquellos ‘movidos’ a los que los médicos llaman hiperkinéticos tienden a comer poco”, aseveró Salas.
En ocasiones no hay ningún problema, simplemente su incapacidad para comer todo lo que les ofrece tiene que ver con el ritmo de su desarrollo psicomotor, porque del mismo modo que no todos los niños comienzan a caminar o a controlar la orina. Tardan en apreciar la riqueza de matices de una alimentación variada. Algunos incluso experimentan, a lo largo de su maduración, un período regresivo en el que disfrutan volviendo a un momento más antiguo de su niñez.
Los padres, especialmente las madres, se manifiestan fracasados y frustrados, Sienten que los niños representan un gran enigma sin soluciones , temen que sus hijos vayan a morir de inanición y, sobre todo, se sienten culpables. Lo primero que hay que hacer es trazar objetivos, el principal de todos ellos, en materia de alimentación, es que crezcan adecuadamente.
La meta secundaria es hacerlo evitando enfermedades carenciales con una sabia distribución de las comidas por grupos de alimentos, y sólo en tercer lugar hacer que alcancen una dieta variada, casi sin limitaciones. Este último punto puede demorarse más años de los que se pueda esperar, pero depende del ritmo de cada niño”, concluyó el nutricionista.
Características
- Falta de apetito.
- Cansancio.
- Palidez excesiva.
- Bajo peso.
- Baja estatura.
- Desgano al comer.
- Bajo rendimiento académico.
Por: Yaqueline Hurtado Domínguez