El Quindío no tiene ni motivo ni razón para creer en los anuncios del Instituto Nacional de Vías, Invías, así esta vez sea el gerente de Grandes Proyectos Germán Grajales el portador responsable de una buena nueva en materia de obras paralelas al túnel de La Línea.
Invías tiene la vieja costumbre de fracasar en el Quindío, de incumplir en materia de tiempo cuando se compromete con obras que finalmente no llegan a su final. Hace cerca de nueve años este organismo salió a hacerle la segunda voz al ministro Gallego prometiéndole al Quindío las obras que le faltaban a la doble calzada o “Autopista del Café” en el tramo Armenia-Pereira.
Ese mismo tiempo hace que ministerio e instituto le prometieron al Quindío la construcción de la intersección Circasia contemplada en el paquete de elementos técnicos viales para interconectar la autopista con los municipios geográficamente ubicados a los costados de la gran obra vial del Eje Cafetero. Pura paja del gobierno nacional y especialmente del ministerio del Transporte y del ya varias veces citado instituto. A Circasia, vulgarmente hablando, le hicieron pistola.
Germán Grajales era el diligente gerente regional de Invías cuando la época del terremoto y a él le tocó padecer la ineficiencia del formato administrativo. El propio Grajales tuvo que ingeniárselas para no quedar mal con una modesta inversión que por esos días se dispuso para hacer transitable el puente La Florida que exigió juicio técnico de las autoridades viales del país.
Ahora estamos invitados por el gobierno nacional, y aunque son otros los actores, son los mismos entes estatales, con las mismas mañas y malas costumbres, con vicios que no ha podido dejar y obviamente, con menos credibilidad porque a decir verdad Colombia le cree poco al Instituto Nacional de Vías. No ha dado motivos para que le crean, ni ha sido detallista con el Quindío como para que se le tenga que querer.
Ahora estamos invitados a esperar un tiempo especial, porque según las entendederas de prensa y populares, el gerente de Grandes Proyectos Germán Grajales Quintero hizo anuncio en el sentido de reducir la distancia entre Armenia y Calarcá. Una nueva promesa bien manejada; nadie ha asegurado que el departamento va a tener ocho nuevos túneles y once nuevos viaductos.
El funcionario ha dicho otra cosa y en ningún momento afirmó que las nuevas obras, paralelas al túnel de La Línea, se van a iniciar. Lo que pasa es que el constructor del túnel —al parecer— ha hecho una solicitud al gobierno en el sentido de modificar el diseño del proyecto para que se puedan llegar a construir 17 túneles en total de entre 80 y 300 metros, pero claro, esta es apenas una propuesta.
Algo más, el gerente de Grandes Proyectos no ha dicho que en el mes de abril que está por llegar se vayan a iniciar las obras correspondientes al replanteamiento del diseño; no, su declaración claramente leída en el informe que entregó a la prensa regional y en las declaraciones que le dio a La Crónica del Quindío, señaló que en abril se iniciarían, léase bien, se iniciarían, distinto a que van a comenzar. Es como para que sigamos soñando.
Puede pasar abril, mayo y junio, inclusive julio, agosto y septiembre o porqué no octubre, noviembre y diciembre, sin que se haya iniciado la revisión cuidadosa a la propuesta. El ingeniero Grajales aseguró —eso sí—, que hoy los trabajos van a un ritmo diferente al que denunció la Contraloría General de la República, cuando habló de atraso en las obras hace algunas semanas.
Está bien que el doctor Germán Grajales Quintero nos ponga a soñar; ojalá las obras sigan a un más acelerado ritmo, como lo aseguró. Sin embargo, más prudente e importante será para el departamento, que el alto funcionario haga un compromiso con el Quindío y que ofrezca el cargo, que bien importante es, sino se le cumple al departamento.
La importancia de su posición no se discute. Tampoco se duda de su caballerosidad, aunque por serlo lo acribilló la politiquería cuando aspiró al Congreso hace apenas cinco años largos. El Quindío recordará gratamente su nombre, si se obliga así mismo, en el cumplimiento de las promesas que se le han hecho al departamento. Grajales sabe cuales son. Mientras tanto, sigamos soñando con las obras paralelas al túnel de La Línea.