No sería un gran descubrimiento demostrar que la baja calidad de la educación empezó a manifestarse, en muchos casos, con el advenimiento de la televisión.
Se dice con cierta frecuencia que la tecnología cambia la forma de aprender de los estudiantes, la manera de enseñar de los profesores y que contribuye a establecer estrategias metodológicas adicionales en el aula que favorecen la participación, la colaboración y la interacción de los actores escolares: profesor y estudiante. De lo que no se dice mucho es de los factores negativos que están implícitos en las tecnologías y que afectan el proceso de aprendizaje de las nuevas generaciones.
Tampoco nos preguntamos ¿por qué simultáneamente al ingreso de la tecnología en el aula se manifiesta la decadencia de la calidad de la educación en muchos países? y ¿por qué en pocas naciones que usan esas mismas tecnologías llevan al éxito de sus estudiantes?
Voy a empezar señalando los efectos que ha tenido la televisión y su influencia en el aula. Esa pequeña pantalla empezó a atrapar a la sociedad desde su aparición y con el paso de los años nos fuimos sintiendo más cómodos absorbiendo imagen, que requiere menos esfuerzo que leer un libro, lo que conllevó a que muchas personas perdieran el hábito lector y los niños crecieran con la televisión y sin el libro.
En los años 70 y 80 se hicieron estudios en Estados Unidos que demostraban el incremento del analfabetismo de la población norteamericana por efecto de la televisión, y por supuesto, el bajo nivel lector de las generaciones que crecieron con la pantalla chica se reflejó en la escuela. No sería un gran descubrimiento demostrar que la baja calidad de la educación empezó a manifestarse, en muchos casos, con el advenimiento de la televisión.
La TV y su incidencia negativa
La revista Mente y Cerebro que edita “Scientific American” publicó en abril de 2005 un documento en el que se informa el efecto que la televisión tiene en la disminución de la atención de los niños. Todo se inició cuando el profesor de pediatría Dimitri Christakis observando lo encantado que estaba con la televisión su hijo de tres meses, se preguntó en qué medida ello afectaba una mente en desarrollo. Entonces con la colaboración de otros investigadores inició un estudio que aportara respuestas.
Los investigadores preguntaron a los padres de 1.345 niños cuántas horas habían estado sus hijos ante la pantalla cuando tenían entre 1 y 3 años. Luego midieron su capacidad para mantener la atención a la edad de 7 años. El resultado demostró que el riesgo se incrementaba en un 9 por ciento por cada hora diaria más de televisión. Y la atención es fundamental en un proceso de comunicación como es la educación.
Christakis conjeturó que el mecanismo que disminuye la capacidad para mantener la atención pudiera ser el veloz ritmo de la televisión para mostrar imágenes y escenas que cambian aceleradamente, muy diferente a las secuencias de la vida real, mucho más pausadas. También planteó que la exposición a tan rápidos ritmos durante los primeros años infantiles, tan críticos en el desarrollo cerebral, podría condicionar la mente a esperar una estimulación del mismo grado.
No se puede negar que el televisor se ha constituido en una buena fuente de información (por ejemplo, la que da Discovery) y puede contribuir al enriquecimiento del léxico de las personas, cuando se ven programas de cierto nivel cultural. Por el contrario, si los programas reflejan llanamente, sin crítica, nuestra realidad social, lo que se tiene son telenovelas y espacios que han incidido negativamente en la forma como se expresan los jóvenes de las últimas generaciones.
Estamos empobreciendo el lenguaje
Si se hace un estudio sobre qué tan amplia es la dicción empleada en varios programas, seguramente se verá que no son muchas las palabras empleadas. Igual pasa en la comunicación que se da en la escuela, tanto la básica media y la superior, entre los alumnos y con seguridad que el fenómeno también se refleja en un porcentaje significativo entre profesores. Esa pobreza en el uso del lenguaje necesariamente está afectando la calidad de la educación.
Lo que dice Christakis sobre le televisión también se puede aplicar a internet. En este caso es el usuario quien pasa páginas rápidamente y en lugar de decantar la información, le da una mirada superficial. No se detiene a reflexionar y comparar la variada forma de tratar un tema específico en ese inmenso banco de información que hay en la red y así es imposible que por ese medio se contribuya a mejorar procesos de aprendizaje.
Además del rápido paso de la pantalla se debe tener en cuenta que no todo lo encontrado en el ciberespacio vale. Por lo tanto, debemos preguntarnos si el estudiante está siendo preparado para el uso adecuado de esta herramienta. Saber encontrar y bajar la información de la red es el primer paso, pero lo importante es convertir la información en conocimiento y eso lo hacen pocos alumnos. Esto se torna más problemático si el docente no revisa los informes que le presenta el dicente o no le señala sus errores. Así que internet se ha convertido, en muchos casos, en la forma fácil de hacer tareas.
Hace poco, en mayo, se realizó la reunión del G-8 en Francia y previo al encuentro hubo un foro sobre internet para hablar de educación. En el habló Rupert Murdock presidente de News Coprporation y dijo lo siguiente: “la educación de los niños de todo el planeta es el verdadero desafío de la red”. Se refirió acerca de lo que ha cambiado el mundo con la red, de sus transformaciones infinitas en medicina o en los medios de comunicación, por ejemplo.
Lo bueno y lo malo del Internet
Es cierto que la internet es importante en la formación de las nuevas generaciones, pero también es un peligro, porque para muchos es un distractor y genera dependencia. Es una herramienta inteligente que debe ser usada inteligentemente.
Murdock también expresó en el foro: “Si hay un curso de francés que es el mejor, deberían tenerlo los chicos en Corea o en China. Y lo mismo se puede hacer con la música: ya no hay razón para que los alumnos no tengan acceso a la mejor sinfonía, a la mejor interpretación. La tecnología no sustituirá al profesor, pero sí puede volverlo más creativo”.
Por otra parte, Klaus Schwab, empresario y fundador del Foro Económico Mundial, en su intervención manifestó, entre otras cosas, que internet es el instrumento perfecto “para dar oportunidades de aprender durante toda la vida. Y ese es un cambio muy importante, capaz de cambiar la existencia”. Esta afirmación es muy significativa, si se tiene en cuenta que el profesional que ha terminado sus estudios y no continúa enterándose de los avances del conocimiento y del desarrollo tecnológico, en menos de un año su título universitario ya no refleja la realidad de su profesión.
La tecnología, en general, ha contribuido al proceso de enseñanza-aprendizaje, pero también lo afecta sino se controla su uso. Y hay experiencias de instituciones educativas que son más exitosas cuando la utilizan racionalmente.
Por: Diego Arias Serna (*)
(*) Doctor en Física, Universidad Complutense de Madrid
Profesor-investigador Universidad del Quindío
Presidente Fundación Semillero Científico (EAM)
darias@fis.ucm.es
darias@uniquindio.edu.co
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