Los saqueadores de los dineros públicos destinados a la salud en Colombia son tanto o más criminales que los terroristas que mutilan, asesinan y persiguen a los campesinos. El vandalismo político destruye la paz civil y la convivencia cotidiana.
En Armenia al igual que en otras importantes ciudades colombianas se desfiló el martes anterior para protestar contra la corrupción en el sector de la salud. Justa y necesaria protesta. Pocas veces en el Quindío se hacen públicas y con vehemencia quejas o disconformidades por hechos o situaciones que afectan a la sociedad, que golpean indiscriminadamente a la población, como es el caso de los facinerosos que se están quedando con 9 billones de pesos anuales pertenecientes a la salud.
El Quindío se ha perdido mucho en nuestra sociedad porque ya no existe el instinto defensivo de lo comunitario; todo se cambió por los intereses personales y de ahí la minimización de los derechos colectivos. En Armenia de cuando en vez protestan los sindicatos, especialmente el de maestros, lo hacen eventualmente sectores especializados, pero nunca la comunidad por la defensa de los intereses generales.
La marcha de protesta que se llevó a cabo el martes la hicieron estudiantes de medicina, profesores universitarios, personal que labora en los establecimientos hospitalarios y esta vez lo hicieron contra los malos y con el fin de rechazar de manera contundente a los deshonestos funcionarios e intermediarios que desde hace varios años se están quedando con la plata de la salud.
La región no puede seguir marginada, desentendida de los problemas que afectan a la sociedad. El Quindío pierde una parte considerable entre los billones que se roban los delincuentes que emplean su propio formato. Perversos que se corrompieron así mismos y que después se han dedicado a corromper a los demás
A base de formalismos hipócritas y de engaños continuados se vienen robando los dineros destinados a la salud. ¿Qué fuera de la salud de los colombianos si como dijo el vicepresidente Angelino Garzón esta semana no se robaran anualmente 9 billones de pesos destinados por el estado a la salud? Sencillamente tendríamos un país en punta y paradigmático en materia de atención en salud para todos los colombianos. Nadie puede seguir encubriendo injusticias con las que honestamente no nos cabe a todos sino estar en absoluto desacuerdo.
En el Quindío han ocurrido casos nauseabundos con la salud. El hospital de departamental universitario o de zona San Juan de Dios, fue en tiempos del gobierno Samper parte de las cuotas político burocráticas que se otorgaron mediante orden escrita del ministro de Gobierno en esa época. La salud la manipuló a su antojo el extinto político conservador quindiano Carlos Alberto Oviedo. Manejó como le vino en gana el todavía vivo Instituto del Seguro Social.
Los gerentes de estas entidades fueron patrocinados suyos, súbditos de la maledicencia política que imperó en el departamento. Este tipo de delitos contra la salud en Colombia se han cometido durante mucho tiempo, pero a nadie se le ha ocurrido protestar. Afortunadamente esta vez lo hizo el mismo gobierno nacional. Fue el presidente el primero en alertar al país sobre lo que estaba pasando. En el Quindío al contrario, algunos gobernadores han tolerado los desafueros, los vienen aceptando por razones que no tienen nada que ver con la político y mucho con la corrupción y la politiquería.
Saludcoop y otras EPS tienen alteradas las carteras de entidades sin ánimo de lucro que se crearon con sentido social y comunitario y en las que los excedentes cuando se presentan, son invertidos en modernización y tecnología de punta, solamente con la visión de servir a los quindianos. Hay que librar batallas aunque resulten amargas, para que todas estas olas de corrupción que afectan a la salud no avasallen a las instituciones creadas para servir en salud. Peores que las Farc son los delincuentes que se han venido quedando con la plata de la salud que le pertenece a todos los colombianos.
El Quindío se ha perdido mucho en nuestra sociedad porque ya no existe el instinto defensivo de lo comunitario; todo se cambió por los intereses personales y de ahí la minimización de los derechos colectivos. En Armenia de cuando en vez protestan los sindicatos, especialmente el de maestros, lo hacen eventualmente sectores especializados, pero nunca la comunidad por la defensa de los intereses generales.
La marcha de protesta que se llevó a cabo el martes la hicieron estudiantes de medicina, profesores universitarios, personal que labora en los establecimientos hospitalarios y esta vez lo hicieron contra los malos y con el fin de rechazar de manera contundente a los deshonestos funcionarios e intermediarios que desde hace varios años se están quedando con la plata de la salud.
La región no puede seguir marginada, desentendida de los problemas que afectan a la sociedad. El Quindío pierde una parte considerable entre los billones que se roban los delincuentes que emplean su propio formato. Perversos que se corrompieron así mismos y que después se han dedicado a corromper a los demás
A base de formalismos hipócritas y de engaños continuados se vienen robando los dineros destinados a la salud. ¿Qué fuera de la salud de los colombianos si como dijo el vicepresidente Angelino Garzón esta semana no se robaran anualmente 9 billones de pesos destinados por el estado a la salud? Sencillamente tendríamos un país en punta y paradigmático en materia de atención en salud para todos los colombianos. Nadie puede seguir encubriendo injusticias con las que honestamente no nos cabe a todos sino estar en absoluto desacuerdo.
En el Quindío han ocurrido casos nauseabundos con la salud. El hospital de departamental universitario o de zona San Juan de Dios, fue en tiempos del gobierno Samper parte de las cuotas político burocráticas que se otorgaron mediante orden escrita del ministro de Gobierno en esa época. La salud la manipuló a su antojo el extinto político conservador quindiano Carlos Alberto Oviedo. Manejó como le vino en gana el todavía vivo Instituto del Seguro Social.
Los gerentes de estas entidades fueron patrocinados suyos, súbditos de la maledicencia política que imperó en el departamento. Este tipo de delitos contra la salud en Colombia se han cometido durante mucho tiempo, pero a nadie se le ha ocurrido protestar. Afortunadamente esta vez lo hizo el mismo gobierno nacional. Fue el presidente el primero en alertar al país sobre lo que estaba pasando. En el Quindío al contrario, algunos gobernadores han tolerado los desafueros, los vienen aceptando por razones que no tienen nada que ver con la político y mucho con la corrupción y la politiquería.
Saludcoop y otras EPS tienen alteradas las carteras de entidades sin ánimo de lucro que se crearon con sentido social y comunitario y en las que los excedentes cuando se presentan, son invertidos en modernización y tecnología de punta, solamente con la visión de servir a los quindianos. Hay que librar batallas aunque resulten amargas, para que todas estas olas de corrupción que afectan a la salud no avasallen a las instituciones creadas para servir en salud. Peores que las Farc son los delincuentes que se han venido quedando con la plata de la salud que le pertenece a todos los colombianos.
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