En esta práctica la mujer encarna el poder y el hombre la capacidad de maravillarse, ella desempeña el papel de iniciadora y maestra de la sexualidad.
El sexo tántrico se enmarca en el contexto del Tantra, proveniente de la antigua India y el Tibet.
Era originalmente una práctica abierta a todos, sin distinción de castas que permitía acceder a la trascendencia, dentro de las premisas fundamentales del sexo tántrico, estaba el respeto incondicional por todos y la libertad por igual para todos los seres humanos.
El tantrismo del dios Shiva ha sido objeto de persecuciones por diversos invasores de este país: los arios, el Islam en la Edad Media y los ingleses puritanos de la colonización.
Ambas personas, no solo se unen físicamente, sino que lo hacen de igual manera, espiritualmente y en lo más hondo de sus consciencias.
“En el shivaismo la mujer encarna el poder, y el hombre la capacidad de maravillarse. Numerosos maestros eran y son todavía mujeres, ciertos legados sólo se trasmiten a mujeres, y esta cuando es discípula, disfruta de un prestigio mayor que el hombre desde el punto de vista de la energía, del valor y de la intensidad de su visión. Los textos lo expresan con claridad: ‘Aquello que un tantrika logra en un año, una discípula lo consigue en un día, como si todo en ella echara raíces con naturalidad en el origen común y olvidado las religiones antiguas más importantes’. Curiosamente y contrario a la visión tradicional de los historiadores observamos cómo desde los celtas a los dravidianos del Valle del Indo, desde Egipto a Babilonia, los vestigios arqueológicos develan la existencia de deidades femeninas”, explicó María Carolina Mora Roa maestra de yoga.
En el sexo tántrico la integridad moral de la mujer no tiene mácula, concepción muy distante de la que considera a ésta como el origen del pecado, la tentación y la condena, según las tres religiones monoteístas más importantes; pero también algunas ramas del hinduismo y del budismo creen que la mujer es poderosa y vía de transmisión de las enseñanzas místicas más elevadas.
En realidad esta práctica es un completo método que incluirá a todos los sentidos, transportando a la pareja, a un grado de elevación que trasciende más allá, del simple acto de satisfacer el instinto animal.
“La concepción del sexo tántrico no hace distinción entre lo puro y lo impuro, la belleza y la fealdad, el bien y el mal. Al igual que en la concepción taoísta de Yin-yang los opuestos se complementan para configurar el proceso de lo divino. Afortunadamente, de la misma forma que en esta práctica, se está comenzando a valorar la importancia de la mujer y la parte femenina que está dentro cada uno, fuente de riqueza y evolución permanente, sin necesidad de competencia o guerra de los sexos”, aseguró la maestra.
Estos valores matrísticos que estaban presentes en el tantrismo, constituyen patrones de relaciónes diferentes que tienden a la armonía; la espontaneidad y sinceridad, la filiación y la sinergía, valores muy similares a los que identifican a las culturas matrísticas y son las que proclamó Jesús en sus enseñanzas.
“En estas concepciones la divinidad está en el ser humano, no más allá de este, y se manifiesta a través de su modo de vivir. De la misma forma en los manuales chinos de la antigüedad la mujer es representada como guardiana de los arcanos sexuales y de la suprema fuente de la esencia y la energía vital, desempeña un papel de iniciadora y maestra de la sexualidad ”, concluyó Mora Roa.
Posiciones y ejercicios tántricos
La práctica de las técnicas del Tantra, permite a través de una serie de posiciones, ejercicios y masajes, aplicar la sabiduría tántrica al arte de hacer el amor, para experimentar el sexo, no sólo como búsqueda del placer genital, sino como camino hacia el orgasmo tántrico, el éxtasis y, en definitiva, la sexualidad espiritual, así como para mejorar la relación de pareja.
Por : Yaqueline Hurtado Domínguez
Era originalmente una práctica abierta a todos, sin distinción de castas que permitía acceder a la trascendencia, dentro de las premisas fundamentales del sexo tántrico, estaba el respeto incondicional por todos y la libertad por igual para todos los seres humanos.
El tantrismo del dios Shiva ha sido objeto de persecuciones por diversos invasores de este país: los arios, el Islam en la Edad Media y los ingleses puritanos de la colonización.
Ambas personas, no solo se unen físicamente, sino que lo hacen de igual manera, espiritualmente y en lo más hondo de sus consciencias.
“En el shivaismo la mujer encarna el poder, y el hombre la capacidad de maravillarse. Numerosos maestros eran y son todavía mujeres, ciertos legados sólo se trasmiten a mujeres, y esta cuando es discípula, disfruta de un prestigio mayor que el hombre desde el punto de vista de la energía, del valor y de la intensidad de su visión. Los textos lo expresan con claridad: ‘Aquello que un tantrika logra en un año, una discípula lo consigue en un día, como si todo en ella echara raíces con naturalidad en el origen común y olvidado las religiones antiguas más importantes’. Curiosamente y contrario a la visión tradicional de los historiadores observamos cómo desde los celtas a los dravidianos del Valle del Indo, desde Egipto a Babilonia, los vestigios arqueológicos develan la existencia de deidades femeninas”, explicó María Carolina Mora Roa maestra de yoga.
En el sexo tántrico la integridad moral de la mujer no tiene mácula, concepción muy distante de la que considera a ésta como el origen del pecado, la tentación y la condena, según las tres religiones monoteístas más importantes; pero también algunas ramas del hinduismo y del budismo creen que la mujer es poderosa y vía de transmisión de las enseñanzas místicas más elevadas.
En realidad esta práctica es un completo método que incluirá a todos los sentidos, transportando a la pareja, a un grado de elevación que trasciende más allá, del simple acto de satisfacer el instinto animal.
“La concepción del sexo tántrico no hace distinción entre lo puro y lo impuro, la belleza y la fealdad, el bien y el mal. Al igual que en la concepción taoísta de Yin-yang los opuestos se complementan para configurar el proceso de lo divino. Afortunadamente, de la misma forma que en esta práctica, se está comenzando a valorar la importancia de la mujer y la parte femenina que está dentro cada uno, fuente de riqueza y evolución permanente, sin necesidad de competencia o guerra de los sexos”, aseguró la maestra.
Estos valores matrísticos que estaban presentes en el tantrismo, constituyen patrones de relaciónes diferentes que tienden a la armonía; la espontaneidad y sinceridad, la filiación y la sinergía, valores muy similares a los que identifican a las culturas matrísticas y son las que proclamó Jesús en sus enseñanzas.
“En estas concepciones la divinidad está en el ser humano, no más allá de este, y se manifiesta a través de su modo de vivir. De la misma forma en los manuales chinos de la antigüedad la mujer es representada como guardiana de los arcanos sexuales y de la suprema fuente de la esencia y la energía vital, desempeña un papel de iniciadora y maestra de la sexualidad ”, concluyó Mora Roa.
Posiciones y ejercicios tántricos
La práctica de las técnicas del Tantra, permite a través de una serie de posiciones, ejercicios y masajes, aplicar la sabiduría tántrica al arte de hacer el amor, para experimentar el sexo, no sólo como búsqueda del placer genital, sino como camino hacia el orgasmo tántrico, el éxtasis y, en definitiva, la sexualidad espiritual, así como para mejorar la relación de pareja.
Por : Yaqueline Hurtado Domínguez
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