El comandante de la Policía Quindío, Luis Enrique Roa Merchán en nombre de todo el personal que integra la institución presentó un especial y afectuoso saludo de felicitación a todas las madres de la región cafetera.
En nombre de todo el personal que integra el Departamento de Policía Quindío me permito presentar un especial y afectuoso saludo de felicitación a todas las madres de esta hermosa región cafetera.
Es en ustedes queridas madres, en quien fue delegado por mandato Divino la noble labor de perpetuar por la eternidad la obra más sublime del Creador… La vida; es por eso que en cada madre se hace manifiesta la virtud de un amor inefable sólo comparado con el amor de Dios, donde el sacrificio y la entrega absoluta y abnegada, vivida muchas veces en la soledad y el silencio, le es recompensada al ver en sus hijos el fruto cultivado, por ser ustedes fuente inagotable de amor.
A aquellos seres virtuosos, que en su condición especial de madres líderes cabeza de hogar o madres solteras, deben desprenderse de sus amados hijos en virtud de las obligaciones propias que les permitan allegar el sustento de sus retoños, hacemos llegar nuestra voz de admiración y respeto por el noble ejemplo que brindan a la humanidad, al no claudicar ni desfallecer —a pesar de las adversidades—, en su firme propósito de hacer de la bendición de un hijo, la oportunidad para demostrar al mundo entero el inmenso valor de ser madre.
No podría terminar el presente saludo sin antes referirme a aquellas madres que por el devenir mismo de la vida, tienen hoy en su corazón el profundo dolor de la partida de un hijo; o de las madres que calladamente sufren lo que pareciera ser una interminable agonía, la cual sólo mitigan levemente al abrazar entre sus tiernas manos, la fotografía de aquel hijo que se encuentra secuestrado en la lejanía inhóspita de un cautiverio cruel, injusto e inhumano.
Qué decir también de muchas madres que hoy viven el desdén y el abandono descorazonado de hijos que han llevado al olvido a ese ser que sin duda y aun en el desprecio más lacerante, está dispuesto a perdonar, acoger y bendecir al más indolente de sus hijos.
Para ellas va nuestro voto de fe, seguros de que en el profuso amor del Todopoderoso hallarán el bálsamo que mitigue el dolor de tan profunda ausencia.
“La hermosura de una madre la exaltamos no con flores en un panteón, sino honrando en vida lo que nos ha brindado con su noble corazón”.
A todas las madres que como la mía, gozan de un hermoso y feliz hogar, al igual que mi amada esposa madre de mis hijos y mis hermanas, quiero enviarles este sincero y afectuoso saludo, teniendo por premisa mi enorme gratitud a la Divina Providencia por concederme la sublime bendición de contar en este día con la dulce y tierna mirada de mi santa madre.