Cerca del 20% de los quindianos no tienen empleo; centenares de profesionales de todas las ramas carecen de un espacio laboral no obstante acreditar títulos y experiencias laborales suficientes para acceder a un puesto.
Saludamos hoy en el Quindío y desde esta nota Editorial del diario de los quindianos a todos los trabajadores de la región. La historia de esta celebración comenzó por allá en el siglo XIX (1886), tres años antes de que se firmara el acta que confirmó el nacimiento de Armenia, (14-10-89). La de hoy es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial. Hoy día la celebran en casi todo el orbe obreros y trabajadores en general. La fecha se ha venido convirtiendo en la “fiesta del trabajo”. El primer día de mayo es también una fecha que conmemora de la historia la muerte de trabajadores que lucharon años antes de que comenzara el siglo XX por la jornada laboral de ocho horas, los mártires de Chicago.
Actualmente la celebración del 1 de mayo es una fiesta que reivindica los derechos de los trabajadores y que se cumple en muchos países del mundo, no así en Estados Unidos. Los americanos de USA en su lugar celebran el Labor Day pero en otra fecha, lo hacen el primer lunes del mes de septiembre desde 1882. Según documentos de la historia, el presidente Glover Keveland auspició la celebración en septiembre por temor a que el 1 de mayo se aprovechara para reforzar movimientos socialistas en Estados Unidos.
Sentimos en todo caso profundamente, que las cifras del desempleo en Colombia sean tan altas y que las mismas estadísticas nos muestren cómo en el Quindío, especialmente en Armenia es mayor el número de desempleados. Cualquiera que fuere el o los motivos de la celebración, lo penoso para una región con tanta fortaleza en su raza y fertilidad en su suelo resulta ser el río de desocupados que se pasean por las calles de la ciudad en busca de un trabajo que nunca encuentran.
Duele la insensatez de empleadores que fuera de convertir en mayores no aptos para el trabajo a las personas mayores de 35 o 40 años, poco hacen por habilitar a jóvenes trabajadores con el argumento de que no tienen experiencia. Son contradicciones permanentes que se presentan en el Quindío y a todo lo largo y ancho de la geografía colombiana.
Duele también la decadencia de las organizaciones sindicales. Si la lucha desde los cuadros directivos del sindicalismo se hubiera dado por la conquista de un mejor trato a los trabajadores en todo sentido, especialmente en lo humano, lo social y la justicia de los salarios, con toda certeza estuvieran en el sitial de respeto y credibilidad en el mapa político y sindical de la nación. Pero no. Los líderes son los únicos beneficiarios de las conquistas mientras que la masa laboral, los del montón que no tienen el fuero de sus dignatarios, siempre llevan las de perder.
Sólo como ejemplo, hasta hace unos pocos años el Sindicato de Empresas Públicas Municipales de Armenia enmarcada su diligencia y capacidad de trabajo sindical por la defensa de los trabajadores, pero también la de la empresa empleadora. Eso les fue admirable a sus líderes.
Cuando se intentó la privatización del acueducto de Armenia en términos de peligrosa corrupción el sindicato se constituyó en una fuerza constructora de opinión pública para defender el interés general. Sin embargo, lo que es visible últimamente es el reblandecimiento; el desinterés por defender para el municipio de Armenia un bien institucional con historia y que por muchos años ha sido el ente autónomo más importante de la ciudad desde que Empresas Públicas ingresó al marco estructural de su formato orgánico. Duele que los trabajadores agachen la cabeza y se abstengan de confrontar a la gerencia de la EPA, evitando con su aporte que contra el organismo se sigan cometiendo los desmanes que sin ninguna duda se han puesto en su contra.
En todo caso amigos trabajadores, ¡Salud¡ en el día internacional del trabajo.