El cerebro de las mujeres procesan de manera diferente las emociones.
No obstante, cada vez se están descubriendo más diferencias anatómicas, celulares y funcionales entre los cerebros masculino y femenino, que podrían traducirse en diferentes comportamientos, modos de resolver los problemas y almacenar los recuerdos y diferentes propensiones frente a las enfermedades mentales.Está claro que tienen que existir algunas diferencias biológicas, porque si no es así, no se explican algunos comportamientos en los que queda excluida toda influencia de factores culturales.
Se sabía desde hace tiempo que los niños muy pequeños escogen juguetes ‘masculinos’, como pelotas y coches, mientras que las niñas prefieren los muñecos. Pero era posible que los adultos hubieran estado guiando inconscientemente estas preferencias desde que eran bebés.
Un estudio realizado con crías de monos vervet excluye esta posibilidad. Los machos prefieren las pelotas y los coches y las hembras los muñecos. Estas preferencias se deberían a instintos modelados por la selección natural: los machos escogen objetos que desarrollen sus habilidades motoras, para prepararlos para la caza y la lucha por las hembras, en tanto que estas necesitan estar preparadas para la crianza de los hijos.
Las nuevas técnicas de imagen (PET y resonancia magnética) han permitido encontrar diferencias en el tamaño relativo de diversas áreas cerebrales en hombres y mujeres.
Las mujeres tienen mayor la corteza frontal, que se ocupa de muchas tareas cognitivas superiores, y varias zonas de la corteza límbica, que participa en las emociones. Los hombres, en cambio, tienen mayor la corteza parietal, que interviene en la percepción del espacio, y la amígdala, que interviene en las emociones y respuestas al estrés.
Esta última región parece tener diferentes funciones en hombres y mujeres. En experimentos con roedores, la concentración de receptores de serotonina (un neurotransmisor necesario para controlar la ansiedad y prevenir la depresión) en crías sometidas a estrés agudo subía en la amígdala de los machos y bajaba en la de las hembras. Esto quizá podría explicar porqué las niñas sufren mucho más frecuentemente desórdenes de ansiedad que los chicos.
La zona de la amígdala encargada de recibir estímulos estresantes establece relaciones con zonas cerebrales distintas en ambos sexos: en los machos se conecta preferentemente a zonas que procesan estímulos externos, mientras que en las hembras a zonas que procesan estímulos internos. Es como si las hembras estuvieran preparadas para los profundos cambios internos que pueden ocurrirles: el embarazo y la maternidad.
En las mujeres se excita ante estímulos estresantes la parte izquierda de la amígdala, y en los varones, la derecha. Se suponía desde hace muchos años que el hemisferio derecho procesa los aspectos globales de una situación, mientras que el izquierdo procesa la información de detalle.
Para comprobar esta teoría se proyectó a hombres y a mujeres una película que contenía un suceso muy violento y se les administró un fármaco que amortigua la activación de la amígdala y dificulta la evocación de recuerdos emocionalmente perturbadores. Al cabo de cierto tiempo, los hombres tenían problemas para recordar la esencia de la historia, el suceso violento, mientras que las mujeres lo que olvidaban eran los detalles concretos. Esto podría significar que las respuestas al estrés postraumático son diferentes en hombres y en mujeres.
Diferencias bioquímicas y estructurales en el cerebro podrían explicar la diferente susceptibilidad de los sexos ante enfermedades mentales. El cerebro de los hombres produce un 52% más de serotonina que el de las mujeres lo que podría explicar porqué ellas son más propensas a la depresión.
Otras diferencias bioquímicas podrían explicar porqué ellas son más vulnerables ante ciertas drogas como la cocaína y las anfetaminas. Las estructuras cerebrales implicadas en la esquizofrenia varían en hombres y en mujeres, lo que sugiere que habría una ‘esquizofrenia masculina’ y otra ‘femenina’. Todos estos descubrimientos pueden facilitar la resolución de la paradoja de porqué hombres y mujeres somos tan similares, pero al mismo tiempo tan distintos.
Las investigaciones revelan que los varones tienen una proporción menor de materia gris que las mujeres y esto puede significar que el cerebro femenino tiene ciertas ventajas en el procesamiento de la información.
Los hombres tienen mayor cantidad de materia blanca, lo que permite que la información se mueva con más facilidad de una región del cerebro a otra.
El mayor volumen de líquido cefalorraquídeo permite que el cerebro masculino sea más resistente a los golpes. Por otra parte, el cuerpo calloso, un haz de nervios que comunica los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro y ayuda a ambos lados a comunicarse, es más grande en las mujeres. Esto facilita, entre otras cosas, la habilidad verbal y la comunicación.
La mujer es más paciente para enfrentarse a retos difíciles. Ellos se sienten heridos en su amor propio cuando no pueden resolver algo.
Están culturalmente condicionados a ser fuertes y omnipotentes y cuando algo se les pone cuesta arriba se frustran más prontamente.
Las mujeres también se frustran, pero su frustración no lleva tan rápidamente a comportamientos destructivos como la masculina.
El varón fácilmente sigue el camino de la ira y de las palabrotas. En esto es bastante esclavo de la testosterona, a la cual puede atribuirse la impetuosidad, la irascibilidad y la audacia.
Diferencias
Hombres
- Mejor habilidad visuoespacial en tests que examinan la rotación mental y las de percepción espacial.
- Habilidades matemáticas.
- Velocidad perceptiva.
- Memoria verbal.
- Tareas manuales motoras finas.
Mujeres
- Mejor habilidad lingüísticas.
- Mejor habilidad en afluencia verbal de tipo fonético pero no semántico.
Otras
Los lóbulos temporales se activan bilateralmente (PET) en varones con pruebas de razonamiento matemático, esta específica activación cortical no es observada en mujeres.
Los trastornos atencionales y de aprendizaje son más frecuentes en varones pero más graves en mujeres.
Se sabía desde hace tiempo que los niños muy pequeños escogen juguetes ‘masculinos’, como pelotas y coches, mientras que las niñas prefieren los muñecos. Pero era posible que los adultos hubieran estado guiando inconscientemente estas preferencias desde que eran bebés.
Un estudio realizado con crías de monos vervet excluye esta posibilidad. Los machos prefieren las pelotas y los coches y las hembras los muñecos. Estas preferencias se deberían a instintos modelados por la selección natural: los machos escogen objetos que desarrollen sus habilidades motoras, para prepararlos para la caza y la lucha por las hembras, en tanto que estas necesitan estar preparadas para la crianza de los hijos.
Las nuevas técnicas de imagen (PET y resonancia magnética) han permitido encontrar diferencias en el tamaño relativo de diversas áreas cerebrales en hombres y mujeres.
Las mujeres tienen mayor la corteza frontal, que se ocupa de muchas tareas cognitivas superiores, y varias zonas de la corteza límbica, que participa en las emociones. Los hombres, en cambio, tienen mayor la corteza parietal, que interviene en la percepción del espacio, y la amígdala, que interviene en las emociones y respuestas al estrés.
Esta última región parece tener diferentes funciones en hombres y mujeres. En experimentos con roedores, la concentración de receptores de serotonina (un neurotransmisor necesario para controlar la ansiedad y prevenir la depresión) en crías sometidas a estrés agudo subía en la amígdala de los machos y bajaba en la de las hembras. Esto quizá podría explicar porqué las niñas sufren mucho más frecuentemente desórdenes de ansiedad que los chicos.
La zona de la amígdala encargada de recibir estímulos estresantes establece relaciones con zonas cerebrales distintas en ambos sexos: en los machos se conecta preferentemente a zonas que procesan estímulos externos, mientras que en las hembras a zonas que procesan estímulos internos. Es como si las hembras estuvieran preparadas para los profundos cambios internos que pueden ocurrirles: el embarazo y la maternidad.
En las mujeres se excita ante estímulos estresantes la parte izquierda de la amígdala, y en los varones, la derecha. Se suponía desde hace muchos años que el hemisferio derecho procesa los aspectos globales de una situación, mientras que el izquierdo procesa la información de detalle.
Para comprobar esta teoría se proyectó a hombres y a mujeres una película que contenía un suceso muy violento y se les administró un fármaco que amortigua la activación de la amígdala y dificulta la evocación de recuerdos emocionalmente perturbadores. Al cabo de cierto tiempo, los hombres tenían problemas para recordar la esencia de la historia, el suceso violento, mientras que las mujeres lo que olvidaban eran los detalles concretos. Esto podría significar que las respuestas al estrés postraumático son diferentes en hombres y en mujeres.
Diferencias bioquímicas y estructurales en el cerebro podrían explicar la diferente susceptibilidad de los sexos ante enfermedades mentales. El cerebro de los hombres produce un 52% más de serotonina que el de las mujeres lo que podría explicar porqué ellas son más propensas a la depresión.
Otras diferencias bioquímicas podrían explicar porqué ellas son más vulnerables ante ciertas drogas como la cocaína y las anfetaminas. Las estructuras cerebrales implicadas en la esquizofrenia varían en hombres y en mujeres, lo que sugiere que habría una ‘esquizofrenia masculina’ y otra ‘femenina’. Todos estos descubrimientos pueden facilitar la resolución de la paradoja de porqué hombres y mujeres somos tan similares, pero al mismo tiempo tan distintos.
Las investigaciones revelan que los varones tienen una proporción menor de materia gris que las mujeres y esto puede significar que el cerebro femenino tiene ciertas ventajas en el procesamiento de la información.
Los hombres tienen mayor cantidad de materia blanca, lo que permite que la información se mueva con más facilidad de una región del cerebro a otra.
El mayor volumen de líquido cefalorraquídeo permite que el cerebro masculino sea más resistente a los golpes. Por otra parte, el cuerpo calloso, un haz de nervios que comunica los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro y ayuda a ambos lados a comunicarse, es más grande en las mujeres. Esto facilita, entre otras cosas, la habilidad verbal y la comunicación.
La mujer es más paciente para enfrentarse a retos difíciles. Ellos se sienten heridos en su amor propio cuando no pueden resolver algo.
Están culturalmente condicionados a ser fuertes y omnipotentes y cuando algo se les pone cuesta arriba se frustran más prontamente.
Las mujeres también se frustran, pero su frustración no lleva tan rápidamente a comportamientos destructivos como la masculina.
El varón fácilmente sigue el camino de la ira y de las palabrotas. En esto es bastante esclavo de la testosterona, a la cual puede atribuirse la impetuosidad, la irascibilidad y la audacia.
Diferencias
Hombres
- Mejor habilidad visuoespacial en tests que examinan la rotación mental y las de percepción espacial.
- Habilidades matemáticas.
- Velocidad perceptiva.
- Memoria verbal.
- Tareas manuales motoras finas.
Mujeres
- Mejor habilidad lingüísticas.
- Mejor habilidad en afluencia verbal de tipo fonético pero no semántico.
Otras
Los lóbulos temporales se activan bilateralmente (PET) en varones con pruebas de razonamiento matemático, esta específica activación cortical no es observada en mujeres.
Los trastornos atencionales y de aprendizaje son más frecuentes en varones pero más graves en mujeres.